Los panistas veracruzanos, con su candidato a gobernador Miguel Ángel Yunes Linares a la cabeza, ya se montaron en los sucesos de violencia ocurridos en los últimos días en la entidad, para encontrar un golpe mediático que los catapulte y los saque de la barrera de los 20 puntos porcentuales de las encuestas.
Bueno, al menos eso es lo que creen. Pero el argumento que están utilizando es harto peligroso.
Mire usted los hechos: sin llegar a competir con Ciudad Juárez o con Monterrey, mucho menos con Cuernavaca, los veracruzanos se han amanecido con noticias que hasta hace poco sólo veían de lejos, como el asesinato en el municipio de Las Minas, de una pareja de ancianos que resultan padres del candidato del PAN, o como el intento de secuestro y asesinato de otro matrimonio, en Xalapa, coincidentemente también simpatizantes panistas.
Previo a estos hechos dolorosos que retratan la realidad violenta que se vive en el país, alguien se cansó de filtrar en correos electrónicos, como si hubieran ocurrido en antros jarochos, las masacres de jóvenes ocurridas a manos de sicarios del narco en el norte del país.
Pues bien, con hechos ciertos y falsos, es evidente que ya se montó por parte de los panistas una estrategia para, primero, sobredimensionar la realidad de la inseguridad en Veracruz y por el otro, para culpar al gobierno y al PRI.
Pero lo preocupante es que en el afán de convencer a los veracruzanos de que viven peor que los juarenses, el PAN estatal llegó al exceso de asegurar, mediante declaración de su dirigente estatal, Enrique Cambranis Torres, que sus operadores en Coatzacoalcos fueron agredidos por personas armados que se identificaron como “Zetas” y que les pidieron abandonar el municipio porque en Veracruz “sólo hay una campaña, la del PRI”.
¡Vaya favor el que le estaría haciendo la delincuencia organizada a sus archienemigos panistas! Con ese argumento, repetido sólo como rumor, basta para que los ciudadanos puedan darle la espalda a un partido y votar por otro que, pobre, es víctima de las amenaza de los narcodelincuentes.
Sólo que en el fondo, Yunes a lo mejor está calculando mal con esta guerra negra. Por un lado, es realmente peligroso involucrar a organizaciones del crimen organizado en un proceso electoral, y por el otro, le puede salir el tiro por la culata, ya que el que ande inventando mentiras bien puede recibir una respuesta puntual de los narcos. ¿O acaso eso es lo que se busca, comenzar un baño de sangre, incluso de sangre de correliogionarios panistas, o de quienes sea, con tal de vender cara la previsible derrota?.
Yunes, dicen, es un hombre perverso políticamente hablando. Se le ha relacionado en expedientes de violaciones a los derechos humanos cuando fue secretario de gobierno con Patricio Chirinos, pero su fama aquella dista de la que está creando ahora, como futuro candidato perdedor de la contienda veracruzana.
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