El periodista Miguel Angel Granados Chapa publicó hace varios años una columna dedicada al entonces priísta. Vale la pena ubicar cómo se veía entonces al ahora candidato del PAN:
Plaza Pública / Son jarocho
Por Miguel Ángel Granados Chapa
(18-Nov-1994)
Obviamente, hago una deliberada simplificación cuando atribuyo los resultados de los comicios veracruzanos del 13 de noviembre al gobernador y a su secretario general de gobierno. En realidad, los avances de la oposición resultan, en primer lugar, de los afanes de los propios partidos, y de una más abierta disposición de la sociedad a permitirse alternativas de gobierno. Y en este punto sí hay que señalar el mérito de Chirinos y Yunes: sus acciones y omisiones contribuyeron tanto al hartazgo de los ciudadanos, que pueden ser señalados entre los factores de la nueva composición política de esa vasta entidad.
Yunes fue un político segundón, que en 1988 recibió en la ciudad de México la oportunidad que se le rehusaba (ahora se ve que con buen sentido) en su tierra natal. Y fue candidato a una diputación, en el distrito 39. Doña Marcela Lombardo, que hace unos meses fue candidata presidencial por el Partido Popular Socialista, derrotó entonces a Yunes en la contienda por el escaño legislativo, y tuvo que soportar la ofensa de que su vencido rival le ofreciera comprarle la victoria. Ya con Chirinos, Yunes organizó la sucia campaña contra Cuauhtémoc Cárdenas, mérito que le valió ser designado cabeza del órgano electoral, lo cual da cuenta del atraso que se vive en Veracruz, pues por doquier se abre camino la tendencia a que el gobierno local no controle ya las elecciones. En ese cargo su autoritarismo infantil lo condujo, más de una vez, a retar a golpes al representante de un partido opositor, como hacen los escolares al jurar que se verán las caras a la salida del colegio.
(…)
No hay comentarios:
Publicar un comentario